domingo, 2 de febrero de 2014

Massa, Cafrune y el cuento de la presión tributaria.

Jorge Cafrune (1937 - 1978)

-Cuenta el canta-autor Facundo Cabral que encontrándose en Andalucía con su amigo, también cantor, Jorge Cafrune, le presentaron por ahí a una condesa.-El “ turco” Cafrune vestido con su indumentaria de gaucho la miraba a la condesa y la condesa lo miraba a él. Estaban tan asombrados el uno como el otro.-Que será eso.-
El señor que se la presentó dijo : es una gran mujer.-Acaba de donar un terreno de su familia para que el municipio de Sevilla haga un gran parque público.-Entonces fue cuando el “turco “ J. Cafrune, sin dejar de mirarla, le espetó : DONO o DEVOLVIO?

> Por Martín Costa


La iniciativa de eliminar las retenciones a la exportación de trigo del flamante diputado por la provincia de Buenos Aires, Sergio Massa, reabrió el debate público sobre los modelos de desarrollo económico, distribución de las riquezas y la propiedad privada.
La propuesta del ex intendente de Tigre, sostiene que una eliminación del derecho de exportación ad valorem (porcentaje del valor en dólares exportado) que hoy se aplica al cereal es necesaria para incrementar la rentabilidad del sector y aliviarlo de la presión tributaria, y además tendría como consecuencias: el ingreso de divisas al país; la caída de los precios internos; quitar el freno de mano al campo y la creación de puestos de trabajo.
Es necesario aclarar que no existe información sobre esta idea específica en las propuestas publicadas por el dirigente renovador en su sitio de internet, donde si dispone de un documento económico con unos escasos renglones que puntualizan: la suba del piso del impuesto a las ganancias para los sectores asalariados que ganen hasta $15.000 (que ya fue realizada por el Gobierno Nacional) y la eximición del mismo gravamen para las PyMES; la creación del impuesto a la renta financiera para compra venta de títulos y bonos y plazos fijos de más de $250.000 (proyecto similar al ya presentado por el Dip. por Nuevo Encuentro Carlos Heller) y un anteproyecto de Ley para bajar la inflación que impulsa crear una oficina dentro de la Defensoría del pueblo que se dedique a pensar como bajar la inflación y que genere propuestas de carácter no vinculante.
Lo que sabemos entonces, es lo señalado por las publicaciones periodísticas que informaron sobre los resultados de la reunión mantenida el pasado 11 de enero, entre dirigentes del Frente Renovador, y representantes de las asociaciones de productores y propietarios agropecuarios concentrados en la denominada Mesa de enlace que nuclea a la Sociedad Rural Argentina (SRA); Federación Agraria Argentina (FAA); las Confederaciones Rurales Argentina (CRA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO).
La respuesta del gobierno expresada por el Ministro de Economía Axel Kicillof, estuvo centrada en el impacto que tendría esta medida sobre el precio del pan y otros alimentos a base de la mies en cuestión. En la Argentina nos comimos durante el 2013, cerca de 6,5 millones de toneladas de trigo. Para la próxima campaña se calcula una producción de 13 M de toneladas. El excedente de producción, se exporta a partir de cupos que va generando el gobierno.
El discurso hegemónico presenta esta problemática como una cuestión de presión tributaria. La imagen que se intenta generar es la de un productor que de sol a sol trabaja en el surco de su plantío, y cuando va a vender su producto, el Estado pasa y le quita un %25 o %30  de aquello que ha ganado con tanto sudor. Las retenciones, o derechos de exportación, serían las distorsiones que políticos con afán recaudatorio introducen en un mercado que, naturalmente, incentiva la producción de granos por los elevados precios internacionales.
Por supuesto que este discurso no hace más que ocultar las verdaderas relaciones económicas involucradas en la actividad agropecuaria tanto a nivel nacional como global, que incluyen a grupos de inversiones, pools de siembra, mercado de futuros, arrendamientos, subsidios, fuerza de trabajo híper-explotada, la cuestión tecnológica y el cuidado del ambiente . Todo un entramado complejo y materia de otro análisis.
La pregunta de este artículo es ¿de qué son dueños los dueños del campo? También dejamos para otro oportuno análisis por qué son estos los dueños y no otros, o mejor dicho, muchos otros productores, campesinos etc.
La propiedad de la tierra en la región pampeana de nuestro país implica el monopolio de condiciones naturales que garantizan una alta productividad a bajos costos, es decir, una rentabilidad extraordinaria comparada con la ganancia media del capital internacional. Estas condiciones climáticas y del suelo son comparables solo con algunas regiones de Australia, Canadá, Rusia y EEUU.
En las últimas décadas, China pasó de tener el %70 de su población rural a un %50 como producto del acelerado proceso de industrialización. La población urbana, sabemos, no produce lo que come. Por eso el país asiático se consolidó como un gigantesco demandante de alimentos y materias primas presionado sobre el precio de éstas. Al ponerse en producción tierras que requieren una mayor inversión en riego, abonos, maquinarias o transporte, el precio de los granos en general aumentó muchísimo. La soja es el ejemplo más claro.
No es difícil conjeturar que si se eliminaran las retenciones y/o los cupos de exportación, los agro-negocios se destinarían principalmente al mercado externo con la forzosa subida de los precios internos.
La bendición de contar con las ricas llanuras pampeanas no pertenece a un título de propiedad. Pertenece al pueblo entero y es lógico que se utilicen esas ventajas comparativas para el desarrollo y el crecimiento de los 40 millones de argentinos/as. Con los precios actuales la rentabilidad de la producción agrícola es elevadísima. Con las retenciones se corrige esa verdadera distorsión que representa la renta extraordinaria y los exportadores no hacen más que devolverle  la sociedad lo que pertenece a todos/as. Evitar la suba de los precios internos de los alimentos es una obligación para con el pueblo en general, pero es también una transferencia de riquezas a la industria, ya que alivia la lucha por el aumento salarial. Además con lo que el Estado recauda en ese concepto se implementan políticas públicas federales de desarrollo en salud, educación y obras de infraestructura que son un beneficio para la totalidad de los sectores sociales.
Es difícil comprender por qué la Unión Industrial Argentina (UIA) y la CGT (principalmente los sindicatos industriales), no se manifiestan con mayor potencia frente a este tema que repercute directamente en la realidad y los intereses de sus representados.


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