domingo, 2 de febrero de 2014

Lamentablemente

> Por Mónica Wengrowicz

La alternativa electoral al proyecto social y económico políticamente representado por los componentes de Unidos y Organizados es apoyar al concepto de la política articulado en partidos híbridos, burgueses y oportunistas, exentos de otra ideología que no sea un consenso fugaz, superficial y trivial. Estas coaliciones y acuerdos entre distintas fuerzas políticas muy dispares entre ellas, y a veces antagónicas, son el resultado de su incapacidad para concretar un proyecto o programa coherente y de su falta de vocación o capacidad para implementar a largo plazo un accionar programático. Es el poder por el poder mismo.

Estos partidos (por así llamarlos) necesitan de un sujeto pragmático -y si es mediático mejor- para posar en los afiches, siendo el único requerimiento que tal sujeto carezca de convicciones, doctrina o agenda. Estas son agrupaciones que se ocupan del arreglo laboral y de los intereses de sus componentes; son una especie de empresa en la cual su CEO es un consultor de imagen quien rodeado de asesores convierten a la empresa en pseudo-partido político, descartable y ecléctico ideológicamente: son el WallMart de la política.

Mientras duran, en vez de presentar propuesta alguna,  se comportan cual vigilante en el lejano oeste disparando indiscriminadamente en todas las direcciones, caiga quien caiga.

Estas formaciones electorales subsisten hasta que se derrumban sus acuerdos.  La experiencia nos enseña que a falta de ideología común prontamente pululan las artimañas y que pronto volveremos a verlos en el juego de las sillas musicales, buscando un espacio político que los acepte y satisfaga sus requerimientos.

Hay dos opciones opositoras que no encuadran en lo anteriormente mencionado: Altamira y Biondini, y esto dice mucho de la oposición…

Entonces ¿a quién vota quien sinceramente, y por razones ideológicas, se opone al proyecto kirchnerista?


Mónica Wengrowicz
Lago Puelo, Chubut

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