martes, 7 de octubre de 2014

El peligro de la ignorancia

Hace algunas semanas en la comarca andina circula un folleto que invita a boicotear la presencia de turistas israelíes en la zona. Firma un supuesto Comité de Solidaridad con Palestina sin aclarar que personas u organizaciones componen este espacio.
Se argumenta para dicha campaña, denominada Boicot, Desinversión y Sanciones contra la entidad sionista, los hechos horrorosos que llevó a cabo el Estado de Israel a través de su ejército recientemente en la franja de Gaza y que tuvo como resultado, entre innumerables calamidades personales, familiares, sociales y culturales, la muerte de más de 2000 civiles, la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales en un contexto de tal desproporción militar que cuesta llamarlo enfrentamiento y asume la forma de un genocidio impune y abalado por los EEUU.
Cuesta creer, lo digo con total sinceridad, que alguien considere estar haciendo un bien a la causa palestina o provocando algún inconveniente al gobierno de Israel con campañas de este tipo. Trasladar a la totalidad de un pueblo o una nación la culpabilidad sobre los crímenes cometidos por su Estado es de una brutalidad inadmisible. No es posible siquiera generar un debate a partir de esa idea. Por debajo de cierto nivel de discusión no se es de izquierda ni de derecha, sólo se es ignorante.
Pero la ignorancia no es inofensiva. Un prestador turístico de origen israelí de la localidad de Lago Puelo lo confirma. Dueño de un Hostel que alberga a jóvenes y familias principalmente provenientes de Israel pero también de Argentina y otros países, sufrió un atentado incendiario que destruyó parte del establecimiento, atemorizó a su familia y nos obliga, como comunidad, a reflexionar sobre una conducta que nos implica.
Sólo para demostrar, por si hace falta, lo absurdo de la campaña promovida en contra de turistas judíos, me interesa resaltar las consecuencias de sus fundamentos. Si toda persona que pertenece a una nación cuyo Estado perpetra un genocidio merece la expulsión de la comarca, ¿Cómo debemos actuar con los/as turistas estadunidenses que proceden de un país cuyo ejército es el más grande del planeta y el que mayor daño a generado a la humanidad en los últimos tiempos? ¿Cuántos turistas franceses o ingleses vamos a tolerar conociendo las atrocidades de la OTAN? ¿Cómo convivir con los turcos que se cargaron 1 millón y medio de armenios un siglo atrás y su Estado aún no lo reconoce? ¿Debemos permitir el ingreso de ciudadanos de Ruanda a pesar de la eliminación sistemática de 800 mil Tutsis en 1994? Y el turismo alemán, ¿Nos puede dejar tranquilos? Y por último (porque la lista llevaría largas páginas) ¿Qué hacemos nosotros y nuestra conciencia aquí? El Estado argentino cometió no uno sino dos genocidios en menos de 150 años. Primero contra los pueblos originarios y luego contra jóvenes, trabajadores, y la sociedad toda. ¿No deberíamos auto-expulsarnos y dejar en paz estas tierras? Espero haber sido claro.    
Asumimos primero la necesidad de que todas las personas y los gobiernos preocupados por los valores humanistas, la autodeterminación de los pueblos y los principios democráticos de justicia e igualdad, debemos condenar y repudiar las acciones militares llevadas a cabo por Israel en contra de los habitantes de la franja de Gaza y del pueblo Palestino en general. También es preciso determinar todas las acciones que pueden impulsarse para evitar la reiteración de este tipo de hechos por parte de Israel así como de cualquier otro Estado.
Podemos, como ciudadanos y ciudadanas de América Latina, estar orgullosos de nuestras pacíficas fronteras y de las declaraciones sostenidas por casi la totalidad de los mandatarios de nuestros países en contra de la agresión y el genocidio en Gaza. Evo Morales, Dilma Rousseff, Pepe Mujica, Michelle Bachelet, Cristina Fernández de Kirchner, Nicolás Maduro, Rafael Correa, entre otros/as se manifestaron enérgicamente con relación a este tema, en algunos casos llamando a consulta al embajador de Israel (Chile), denominando genocidio a los hechos (Bolivia) y posicionándose claramente en una propuesta de diálogo para la solución del conflicto, la necesidad de reconocer la existencia de dos Estados, y la imperiosa investigación por parte de Naciones Unidas para sancionar todo crimen cometido por el Estado de Israel.


Sólo las nefastas consecuencias esta campaña promovida en la comarca andina motivaron estas palabras. El llamado es a asumir la responsabilidad en cada escuela, encada puesto de trabajo, en cada mesa familiar, de analizar el mundo en que vivimos, la necesidad de una ética intercultural que enriquezca nuestra identidad a partir de la convivencia con las otras identidades. La necesidad de respetarnos respetando al otro y no disminuir nuestra humanidad entregándonos a la violencia y el odio.

Martín Costa

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