> Por Martín Costa
Ernestina Herrera de Noble y Jorge R. Videla |
Desde hace meses el Grupo Clarín, a través de su principal
diario, objeta el modo en que el Partido
Encuentro por la Democracia y la Equidad organiza su financiamiento.
En primer lugar es necesario
advertir que la democracia sin partidos políticos es sencillamente un
imposible. Los Partidos, además de constituir organizaciones políticas en los
que se debaten los diferentes proyectos de país, representan las herramientas electorales
que permiten la manifestación de la voluntad popular, el voto universal, la elección
de autoridades y representantes y el cotidiano encuentro en cada comunidad para
resolver los problemas y las necesidades concretas.
Es perfectamente legítimo
criticar el funcionamiento de los Partidos políticos en cualquiera de sus
aspectos para mejorar la calidad y capacidad de representación de estas
organizaciones. Pero estar en contra de los Partidos es estar en contra de la
democracia.
Resulta obvio que cualquier
organización de este tipo requiere de un financiamiento. Las reuniones, los
plenarios, los congresos, el alquiler de sedes o locales, las capacitaciones,
las campañas electorales y muchísimas actividades más, se pueden realizar si
existen recursos para hacerlo. Acá en la Argentina y en cualquier democracia
del mundo. Es natural que el Estado vele por la existencia de los Partidos por
lo dicho anteriormente y porque nuestra Constitución Nacional lo obliga. En
este sentido la Ley 26.215 del año 2006 permitió un avance importante en
cuanto a la claridad, la transparencia, el acceso a la información pública y la
equidad que garantiza a todas las organizaciones partidarias, aún las minoritarias, para el
acceso al financiamiento tanto público como privado de acuerdo a lo establecido
por la norma.
Desde el Encuentro por la
Democracia y la Equidad consideramos que las contribuciones voluntarias son un símbolo de nuestro financiamiento
transparente y comprometido con un proyecto colectivo. Más allá de que lo establece claramente nuestra Carta Orgánica aprobada por la Justicia Electoral, sentimos orgullo de
asegurar nuestra independencia económica a partir del aporte que cada uno y
cada una realiza. Cada peso que ingresa a las cuentas partidarias y su destino,
es información pública accesible a cualquier afiliado, adherente o ciudadano/a
que desee conocerla. Cabe aclarar que muchos otros partidos funcionan de la
misma manera.
¿Cómo explicar la fiereza con que
el Grupo Clarín, ataca a nuestro partido, los/ afiliados/as y por supuesto
nuestro principal referente Martín
Sabbatella?
Es llamativo que hace unos años,
cuando Tele Noche (el noticiero del
13) elogiaba la gestión Municipal de Sabbatella en Morón como un faro de transparencia y eficiencia en el conurbano
bonaerense, y el diario La Nación lo
felicitaba y publicaba como personaje del año por idénticos motivos, alabando
además su juventud y espíritu democrático, el modo de financiamiento de nuestra
fuerza política era el mismo. No ha cambiado. En mi caso, hace 22 años que
contribuyo voluntariamente para el sostenimiento del espacio político en el que
creo.
Es curioso también que muchos empinados
gerentes y accionistas del Multimedios, se encuentren investigados por la
justicia por diversos crímenes como lavado de dinero, apropiación ilícita de la
empresa Papel Prensa en el contexto
del terrorismo de Estado, competencia desleal frente a los cableros PyMES de
todo el país, además de los conocidísimos incumplimientos a la Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual de la Democracia, que finalmente la Corte Suprema
permitió corregir.
Una vez más, el saber popular nos
da una mano para comprender el funcionamiento y la lógica de los sectores del poder
económico. El Grupo Clarín, sencillamente no puede creer que seamos los/as
militantes quienes financiamos nuestro Partido. Piensan que hay gato escondido.
Que la cosa así no es. Que todos los que hacen política lo hacen para
enriquecerse, no como modo de participar para mejorar las cosas en nuestra
sociedad. Se quedaron en los 90. Creyendo como “cree el ladrón, que todos son de su condición”.